Dos métodos de germinación: servilletas de papel y sustrato.
El primer método consiste en humedecer las semillas colocándolas entre servilletas de papel mojadas, con lo que conseguiremos que éstas absorban la suficiente cantidad de agua para iniciar el proceso de germinación. Es una forma muy común y efectiva de germinar las semillas y que sólo necesita unas cuantas cosas que todos tenemos a mano en casa.
Básicamente necesitaremos dos platos hondos, si no son transparentes mejor y unas servilletas de papel. En primer lugar colocaremos una servilleta en el fondo de uno de los platos y la humedeceremos con agua tibia, alrededor de 20 a 25º C. Se trata de mojar toda la servilleta pero sin que ésta escurra mucha agua en el fondo del plato. Con esto nos aseguraremos de que la semilla pueda hidratarse adecuadamente y a la vez permitiremos la absorción de oxígeno por parte de la radícula cuando esta emerja.
Luego colocamos las semillas en la servilleta y las cubrimos con otra servilleta mojada, pero no demasiado. Finalmente tapamos todo con el otro plato hondo y guardamos los platos en algún sitio oscuro y con una temperatura estable, alrededor de los 25º C. Una vez tenemos todo esto listo, solo nos falta esperar hasta que se abran las semillas y emerja la pequeña raíz. Este será el momento de plantarlas con mucho cuidado en el sustrato que vayamos a usar para cultivar la planta. La raíz suele tardar en salir de la semilla de 24 a 48 horas. Durante el tiempo que tarda en abrirse la semilla y salir la radícula deberemos mantener bien mojadas las servilletas, pero no exceso.
El segundo método que vamos a describir es el más sencillo y el que sucede naturalmente con las semillas de cannabis, la plantación directa de la semilla en el sustrato que usemos: tierra, mezcla de turbas o coco. Para ello usaremos pequeñas macetas de 1 litro de capacidad aproximadamente o jiffys, semilleros de turba prensada.
En primer lugar rellenaremos con el sustrato usado las macetas y lo hidrataremos adecuadamente, es decir, nos aseguraremos de mojarlo completamente pero sin que quede demasiado apelmazado, para permitir la respiración del pequeño embrión cuando salga de la semilla.
Luego enterraremos las semillas a una profundidad de entre ½ a 1 centímetro, asegurándonos de que la semilla entra en contacto con el sustrato para que ésta pueda hidratarse. Y finalmente, colocamos las macetas en un lugar con la temperatura lo más estable posible a lo largo del día y lo más próxima posible a 25º C. Con esto nos aseguraremos la germinación de las semillas en unos tres días, sólo deberemos asegurarnos de mantener la temperatura estable y de que no se seque demasiado el sustrato.