Problemas causados por el frío en cultivo de interior.

Cuando termina el verano y bajan las temperaturas es el momento que muchos cultivadores buscan para poner en funcionamiento los armarios y cuartos de cultivo indoor. Bajan las máximas y resulta mucho más fácil mantener la temperatura en unos rangos adecuados para las plantas, esto suele ocurrir a finales de septiembre aproximadamente.
El problema surge cuando llegan los meses más fríos, como enero o febrero. Antes nos causaban problemas las máximas y ahora los causan las mínimas. Igual que hay unos valores de temperatura máximos adecuados para el crecimiento de las plantas, también hay unos valores mínimos que tendremos que controlar.

El rango ideal de temperatura para el cultivo de la marihuana en interior se sitúa en torno a los 24-25º C de máxima y 19-20º C de mínima. Una diferencia de dos o tres grados arriba o abajo no suele causar problemas, pero hay que evitar alejarse mucho de estos valores. Aquí se hace imprescindible el uso de un termómetro de máximas y mínimas, que nos ayudará a saber las temperaturas que tenemos en el espacio de cultivo.

La temperatura a la que están nuestras plantas influye en todos los procesos metabólicos de la misma, en su crecimiento, respiración, consumo de agua y fertilizantes, etc. En general, mientras más baja sea la temperatura más lento será el desarrollo de las plantas.
Normalmente con mínimas constantes por debajo de los 15º C se empiezan a ver sus efectos y los más típicos son:

– Crecimiento lento.
– Hojas curvadas hacia abajo, como si estuvieran empapadas de agua.
– Menor consumo de agua.
– Tallos y hojas con tonos morados, en mayor o menor medida.
– Reducción significativa de la producción.
– Subida de la humedad ambiental y aparición de hongos.

Cuando veamos estos síntomas en nuestras plantas y comprobemos que las mínimas son demasiado bajas, llega el momento de poner solución y la única forma de hacerlo es subir la temperatura del espacio de cultivo. Lo más rápido, pero no lo más económico es el uso de estufas, calefacciones centrales o aires acondicionados. Con ellos subimos unos grados tan solo la temperatura, pero ganamos mucha salud y vigor en las plantas.
Otra forma más barata y muy eficaz es cambiar las horas de funcionamiento de la iluminación. Con problemas de frío suele ser más fácil encender las lámparas de noche y apagarlas de día. Con ello conseguimos que el frío de la noche se compense con el calor producido por las lámparas y no tener que usar fuentes adicionales de calor. De día cuando las temperaturas son algo más altas le damos la fase oscura a las plantas y evitamos el uso de estufas.

Otras formas de evitar las temperaturas bajas son reducir la velocidad de extractores e intractores para que haya menos circulación de aire; o asegurarnos que los intractores no tomen el aire directo desde la calle que suele estar demasiado frío. En lugar de eso la entrada de aire la tomaremos desde el interior de la casa que suele estar más caliente.
En general hay que intentar que la temperatura sea lo más estable posible durante todo el cultivo, sin picos ni por arriba ni por debajo. Así nos aseguramos unas plantas fuertes y sanas, que es lo más importante para tener un producto final de calidad y una buena producción.

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