Secado y curado de la marihuana.

Una vez hemos cortado las plantas que hemos estado cuidando durante toda la temporada, llega el momento de secarlas y envasarlas adecuadamente para su curado. Con ello se pretende eliminar la mayor parte del contenido en agua de la planta manteniendo el aroma y la psicoactividad de la resina. Si el secado es demasiado rápido, acabaremos con cogollos que se deshacen al manipularlos, en los que no se aprecia adecuadamente ni el sabor ni el olor de la planta y probablemente perdamos algo de potencia por no haber madurado la resina correctamente. En cambio, si el secado es muy lento podemos tener problemas de moho en las plantas y la resina puede degradarse y oxidarse por estar más tiempo del necesario en contacto con el aire.

Lo primero será decidir si vamos a colgar y secar la planta entera o si la vamos a separar en ramas y cogollos. Para tomar esta decisión deberemos fijarnos en las condiciones del lugar donde vamos a secar las plantas, sobre todo temperatura y humedad. Lo ideal es que el secado de la planta dure alrededor de diez o quince días y se realice en un sitio oscuro. La temperatura ideal anda en torno a los 18 o 20º C y la humedad alrededor del 45 o 50 %. Aquí es donde se va a notar si colgamos la planta entera o si la separamos en trozos, también si la manicuramos o si la dejamos con todas las hojas. Como regla general, si la temperatura es demasiado alta y la humedad muy baja colgaremos la planta completa. Y cuando las temperaturas son más frescas y la humedad más alta, separaremos la planta en ramas y quitaremos las hojas para acelerar el secado y evitar problemas de moho. Para resumir, mientras más pequeños sean los trozos en que separemos las plantas, más rápido será su secado.

Después de secar las plantas ya podremos probar alguna muestra que nos ayudará a decidir si es el momento adecuado para envasar los cogollos o si los dejaremos algún día más secándose. Para ello lo mejor es pasar algún cogollo por el grinder y ver su aspecto tras picarlo, así como si arde o no arde bien a la hora de fumarlo. Envasaremos la marihuana y empezaremos con el curado cuando esté lo suficientemente seca como para poder fumarla, pero todavía no acabe de arder totalmente bien. Es decir, deberemos envasarla cuando el cogollo esté casi seco, pero todavía conserve algo de humedad en el centro. Con el curado eliminaremos ese resto de humedad muy lentamente y conseguiremos el mayor grado de psicoatividad posible de la resina en la planta.
El curado consiste precisamente en eso, en terminar de secar la hierba lentamente para conservar todo su aroma y permitir que la resina madure adecuadamente consiguiendo su máxima potencia. Para ello la envasaremos en botes de cristal preferiblemente y con un buen cierre hermético. La razón de usar el cristal es porque es un material altamente inerte, barato y fácil de limpiar, dentro del cual es fácil conservar los cogollos durante mucho tiempo sin que se degrade la resina. La única precaución que debemos tener será la de abrir los botes de vez en cuando durante las primeras semanas para asegurarnos de que no se acumule demasiada humedad dentro de ellos.

Este es el modo general para proceder a secar las plantas y envasarlas, si lo hacemos correctamente nos aseguraremos cogollos bien conservados que mantienen su aroma y potencia durante muchos meses.

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